Ochagavía, Navarra

Xabier Tovar 21 Febrero, 2019

La mejor postal del Pirineo Navarro se llama Ochagavía. Un bonito pueblo de Navarra ubicado junto al Bosque de Irati. Déjate seducir paseando por sus calles empedradas y disfrutando de la tranquilidad y naturaleza que pude ofrecernos este maravilloso lugar.

Ochagavía, Navarra
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Introducción

Escondido en Navarra, en el valle de Salazar, encontramos Ochagavía, este bello pueblo que guarda historia, belleza natural e innegable encanto arquitectónico a partes iguales.

Las primeras referencias a esta localidad nos remontan a la edad media, al siglo XI, en que ya se menciona Osxagauia, desde donde se formaría el actual nombre. Pero en 1794 llegó la mayor desgracia que este pueblo ha sufrido y no fue un desastre natural, sino humano. La invasión napoleónica se cobró muy cara en Ochagavía, donde buena parte del pueblo fue destruido.

A principios del siglo XIX se reconstruyó la población, en el mismo lugar y tomando los antiguos restos; aunque los tradicionales techos de madera fueron sustituidos por los de teja que hoy podemos ver.

Así llegamos a nuestros días, en que Ochagavía se mantiene alejada del mundo y en un perenne estado de tranquilidad. Con poco más de 500 habitantes, asentada ante la Selva de Irati y el nacimiento de los Pirineos; un destino rural más que recomendable.

Aproximándonos

Saldremos desde la capital navarra, Pamplona, de la que se encuentra a unos 85 km. Un recorrido que supera la hora de viaje, pero que nos lleva a través de los maravillosos paisajes del noreste peninsular.

El primer tramo atraviesa las tierras bajas, amplias regiones de cultivos, por autovía en dirección sureste. Entorno este que contrastará en gran medida con el que pronto nos vamos a encontrar y que la Sierra de Alaiz, que vemos al sur al poco de abandonar la zona urbana pamplonica, ya nos comienza a demostrar.Se debe tomar el desvío hacia Lumbier, que nos hace abandonar la autovía para tomar carretera nacional.

Poco a poco vamos viendo como nos aproximamos a los montes norteños y tras dejar el pequeño pueblo de Romanzado, las tierras comienzan a elevarse a nuestro alrededor.

Pronto atravesaremos el puente sobre el río Salazar y a partir de entonces nos encontraremos en cierto modo remontándolo siempre. Desde la pequeña población de Navascués, el valle del Salazar se va a construyendo y dándonos los hermosos perfiles verdes que nos arropan.

Y uno tras otro se nos irán presentando los pueblitos que se asientan junto a este río, hasta alcanzar la confluencia del Anduña y el Zatoya, los cursos que lo conforman; en donde Ochagavía nos aguarda.

Ochagavía, Navarra
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Atractivos

Su localización ya es un atractivo de por sí. Solo llegar nos encontramos con los dos cursos fluviales cruzados por puentes y rodeados por hermosas casas de bucólico aspecto. Todo esto entre montes de verdes arboledas. Tan solo por disfrutar de este entorno unos días, ya merece la pena acercarse.

Entramos en la villa y nos recibe un crucero del siglo XVI. Teniendo en cuenta que este tipo de arte religioso comenzó a darse en dicho siglo, nos hallamos ante una obra que enlaza con la aparición del mismo.

Una vez recorriendo Ochagavía y tras recibir con agrado las primeras impresiones, es cuando comenzamos a reparar en algunas de sus edificaciones más singulares. Así contemplamos la hermosa Iglesia de San Juan Evangelista, con su humilde pero cálida torre que corona la villa. O los palacetes de Urrutia, Iriarte y Donamaría, como todas las casas que conforman su estética medieval; sobretodo aquellas que mantienen el antiguo blasón en sus fachadas.

En realidad todo en Ochagavía nos retrotrae a los tiempos antiguos, esa arquitectura y entramado de callejas, en mitad de estos parajes alejados de las grandes urbes. Sin olvidar que uno de sus puentes sobre el Aduña es de origen medieval y se encuentra en perfecto estado de conservación. No es de extrañar que esté considerado uno de los pueblos más hermosos de los Pirineos y sea destino conocido más allá de nuestras fronteras.

Una vez vista la villa y respirado su ambiente, podremos ascender hasta el monte Muskilda, que vemos al noreste. Es un largo paseo en ascenso, sobre unos 1000 metros de altura, que termina ante la bellísima ermita de Nuestra Señora original del siglo XII, que se erigió en su cumbre y que es atribuida al rey Sancho el Fuerte. De característico estilo románico pirenáico y que disfruta de unas magníficas vistas de la región.

Pero no podemos obviar que también se nos presenta la visita a la Selva de Irati, uno de los baluartes naturales europeos más impresionantes que podemos contemplar y del que Ochagavía es una de sus puertas.

Poco se puede decir con palabras para describir la verdadera belleza de semejante joya verde. Se trata del segundo hayedo más importante de Europa, tras la Selva Negra en Alemania y presenta también amplia flora de diverso género entre el que se encuentran robles, arces, tejos o abedules. Además de una fauna rica tanto en mamíferos como en aves, destacando varias en peligro de extinción y que tienen aquí sus refugios; como el pájaro carpintero o los soberbios quebrantahuesos.

Poder acceder a un lugar como este merece un respeto absoluto, que siempre es recompensado por su parte transmitiendo su esencia primigenia, que transporta nuestro espíritu muy lejos de todo cuanto lo acosa.

Este inmenso sistema boscoso cubre una extensión que se encuentra entre ambas fronteras, la española y la francesa. Hablamos de más de 17.000 hectáreas, estando el bosque de hayas recogido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Sin lugar a dudas es obligado acercarse a esta maravilla si uno se encuentra en Ochagavía.

Ochagavía, Navarra
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Conclusión

Está claro que no se equivocan aquellos que incluyen Ochagavía en sus listas de los pueblos más hermosos que visitar.

El entorno en que se afinca, esa dedicada arquitectura y la paz que transmite, lo sitúan con méritos suficientes y hacen más que recomendable visitarlo.

Es de esos destinos que se guardan en la memoria, aun habiéndose mostrado tan humildes y sinceros en lo que son.

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