Cuando los pacientes acuden a la consulta con un diente lesionado, existen diferentes opciones terapéuticas para restaurarlo que variarán según el grado de destrucción. En los casos que se conserven dos tercios de estructura dentaria sana y el diente sea vital, la opción más conservadora son las incrustaciones dentales.
Vamos a presentar un caso de incrustaciones con protección cuspídea, que muestra las ventajas de este tipo de tratamientos en los casos indicados respecto a otros más agresivos.
El paciente acude a la consulta con un molar superior izquierdo (26) con una destrucción considerable. La pieza está vital y no presenta infección por caries, por lo que la opción terapéutica será la colocación de una incrustación con protección cuspídea.
Las incrustaciones con protección cuspídea consiste en tallar mínimamente la estructura dentaria para que la restauración «abrace» lo que queda de diente y no quede desprotegido a las cargas oclusales de la masticación y así evitar la fractura. Gracias a los sistemas de escaneado digital (Cerec) podemos resolver en una sola cita de 1 hora, la reconstrucción de la pieza dental.
Como han podido ver, las incrustaciones permiten que dientes fracturados pero vitales y según el grado de destrucción, pueden ser restaurados de forma satisfactoria y en una sola sesión.